Son unas tarjetas de crédito que nos permiten aplazar de forma inmediata nuestras compras en los plazos que elijamos, hasta un crédito máximo fijado (aunque no dispongamos de fondos en la cuenta asociada). Es decir, que en realidad son un crédito al consumo, pero con notables diferencias:
· El crédito es rotativo (revolving viene del inglés to revolve, rotar). Es decir, el dinero del que podemos disponer disminuye a medida que se usa la tarjeta, pero una vez que se abona la cuota mensual establecida, vuelve a estar disponible de nuevo. Es precisamente este importe aplazado el que genera intereses usurarios y hace que el cliente esté endeudado permanentemente.
· Los intereses que se aplican sobre la deuda pendiente son enormemente altos, de entre un 25% y un 30%, muy por encima del tipo habitual en los préstamos personales (del 7-10%). De modo que las cuotas mensuales ni siquiera alcanzan a cubrir los intereses, no se amortiza capital, se generan más intereses… y así hasta el infinito.
A modo de ejemplo, imagínate que dispones de un crédito máximo de 1.500€ al mes para tus gastos, y estableces un pago mensual de 200 €.
Si en lugar de gastar 200€ durante esa mensualidad, gastas 600€ en total, una vez abonada la cuota pactada de 200€, los 400€ gastados de más se suman a la cantidad aplazada por la Entidad, y se les aplican esos intereses que el Tribunal Supremo ha declarado USURARIOS.
La cuestión es que a causa esos intereses notablemente superiores al interés del dinero, la deuda se incrementa como una bola de nieve, con el riesgo claro de que sea materialmente imposible su pago.